miércoles, 29 de abril de 2009

Armagedon, la ultima de las batallas

Todo comenzó un fresco y tranquilo día - sin nadie esperárselo. Los israelitas trabajaban como cualquier otro día del calendario, haciendo sus quehaceres afanosamente. El Knesset (las cámaras legislativas israelitas) se encontraba en plena sesión, debatiendo una nueva ley, acerca de la posibilidad de eliminar el sábado como un día festivo. Mujeres Arabes se encontraban vendiendo artículos a los turistas en un mercado abierto en el este de Jerusalén. Los sacerdotes levitas preparaban los animales a ser sacrificados en aquella tarde en el recién construido Templo de Jerusalén.

Sin aviso alguno, como pájaros en el cielo azul, misiles Scud comenzaron a llover sobre Israel, sobre Tel Aviv y los suburbios de Jerusalén. Pero a diferencia de los misiles lanzados durante la Guerra del Golfo Pérsico, estos misiles estaban equipados con cabezas químicas y biológicas binarias. Después del primer sondeo de las muertes y destrucción causadas por aquellos letales armamentos de destrucción moderna, la mayoría de los israelíes que todavía estaban con vida corrían desesperadamente hacia los refugios subterráneos, al tiempo que madres desesperadas intentaban colocar las máscaras antigases a sus niños, pero sin parar de correr, en búsqueda de protección.

La población entera del mundo civilizado se sentaba horrorizada ante sus televisores, al tiempo que CNN comenzaba una cobertura de 24 horas a partir de 10 minutos después del primer ataque.

Pero esto sólo fue el principio - sólo una introducción de lo que continuaría sucediendo. Al mismo tiempo los aviones de combate y otros cañones antimisiles intentaban en vano contrarrestar el ataque, pero era inútil. Al despegar eran despedazados en el aire, desde el sur, por aviones de combate Jets procedentes de Iraq y Siria. Ola tras ola de estos escuadrones enemigos hacía pedazos la defensa israelí. Otros escuadrones procedentes de Turquía, Irán y Rusia despedazaban todo lo que luciera como un blanco militar: radares, edificios gubernamentales, escuelas, tanques de guerra, depósitos de agua, palacios, camiones militares, …dentro de doce horas, las Fuerzas Aéreas israelíes, tan altamente estimadas como una de las más preparadas, habían sido reducidos a cenizas. No obstante a que lucharon ferozmente y lograron derribar varias aeronaves enemigas, fueron apabullados por el número infinitamente superior de naves atacantes.

Al mismo tiempo, informes procedentes del Golfo Pérsico indicaban que una flotilla de 20 naves de guerra norteamericanas, incluyendo el porta aviones George Washington y el USS Trípoli estaban siendo atacados sin provocación por submarinos iraquíes Kilo, por misiles teledirigidos procedentes de barcos y misiles de largo alcance Silkworm lanzados desde bases terrestres.

En minutos, misiles teledirigidos procedentes de Siria caían sobre blancos estratégicos, tanto militares como comerciales en Israel: una planta de desalinización en Eilat, oficinas del gobierno en Jerusalén, una instalación naval en el puerto de Hafa, una base aérea militar en Dimona. Resultaba claro que este no era un ataque lanzado desde un solo lugar, sino desde varios lugares simultáneamente. Orquestado en Damasco, Teherán o El Cairo. Ahora bien, quien dirigía las operaciones era Moscú. Pero antes de que la gravedad de la situación fuera comprendida en su totalidad en Washington o en Jerusalén, ¡los rusos lanzaban un ataque total sobre Estados Unidos!

Entonces los rusos, bajo el comando de su líder ultranacionalista, a quien el mundo simplemente no creyó capaz de llevar a cabo sus amenazas hechas durante su campaña presidencial en mayo del 1998, comenzaron lo que bautizaron como "el toque final sobre el sur" - en una arriesgada y desesperada movida para recuperar su lugar como un poder dominante en el mundo y recuperar su orgullo nacional. (Refiérase a Antes del Fin Vol. 5, 8 y 9). Los rusos pensaron que si ellos podían capturar y controlar las reservas petrolíferas del Medio Oriente, así como el estratégico puente de tierra que conecta los continentes europeo, asiático, y africano, ellos podrían reentrar en el juego del control mundial como un "verdadero jugador".

"Vendrás de tu lugar, de las regiones del norte, tú y muchos pueblos (países) contigo, todos ellos a caballo, gran multitud y poderoso ejército…Tú vendrás contra mi pueblo Israel como nublado para cubrir la tierra: en esos últimos días te haré venir contra mi tierra …" Ezequiel 38:15 y 16 - Paréntesis mío - Dawlin A. Ureña

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